Los ambientes laborales de gran competencia y el estado alterado en el que circula la gente por los espacios públicos, no nos abren al encuentro con los otros. En la escuela nos conocemos y relacionamos más allá de las máscaras que hemos construido para defendernos. Logramos construir esa sensación ya olvidada en el tiempo, de ser una Tribu, una manada, una hermandad.